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8 de julio
El diseño en el chocolate
ARTÍCULO PUBLICADO POR SOLEDADLos chocolates, en todas sus variedades han sido, desde hace algunos 60 años o más, de los artículos que una persona ha recibido pero también que ha regalado con más frecuencia. Un chocolate puede tener miles de connotaciones: significa aprecio, amor, respeto, pasión, felicidad, alegría y en general sentimientos positivos… Años atrás incluso un buen chocolate implicaba lujo, riqueza y salud.
La popular caja de chocolates tiene su historia dentro del diseño ya que más que una innovación propia del diseño gráfico y/o industrial tuvo parte en el choque entre la ideología comunista y la visión capitalista. El movimiento Bauhaus por ejemplo, soñaba con que esta humilde caja sirviese para propósitos socialistas (el chocolate, como producto manufacturado, es para los obreros), sin embargo fue aceptada rápidamente en la sociedad del consumo que la adaptó como parte del “estilo” de vida occidental, ya que la caja funcionaba no sólo como presentación de un producto, sino como el regalo perfecto para ciertas ocasiones o como un objeto del deseo que debe ser adquirido.
El diseño moderno (apenas naciente) empezó a captar y asociar lo que transmitía un chocolate y los sentimientos que despredía para adaptarlos a empaques e imagen haciendo hincapié en principios básicos como la armonía, la limpieza o la simplicidad que impactaban tanto a diseñadores como a consumidores. Pevsner, pionero del diseño moderno, insistía en que el diseño de las cajas debía ser “honesto” de manera que pudiera verse el producto sin sacrificar la innovación en el estilo.
En cualquiera de sus formas, tanto empaque como diseño en general debe estar muy atentos a las fechas especiales y celebraciones, después de todo el chocolate sigue representando festividad. Así pues, las cajas son más tradicionales (o innovadoras) en 14 de febrero, navidad o el día de las madres que en verano. Asimismo, el diseño per se debe estar orientado a la forma y al constante cambio del producto para poder captar todo tipo de público y ¿por qué no? de sentimiento.
CHOCOLATE QUE ENTRA POR LOS OJOS
A priori podría pensarse que tratar de revolucionar el chocolate es como intentar dar la vuelta a las patatas fritas: un esfuerzo vano. Pero piensen en las patatas Pringels, perfectamente ordenadas en sus tubos de colores: puro diseño. Lo mismo está sucediendo con el chocolate. La materia prima mágica de los confiteros logra sorprender en manos de los diseñadores. Inyectar diseño a productos inesperados dota de humor a un alimento que lleva en su naturaleza la fiesta. Y el placer. Así, los bombones pueden aparecer como joyas y las tabletas de chocolate como regalos.
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